Cada sábado, cerca de un centenar de alumnos, en su mayoría principiantes de edades muy bajas, entre cuatro y siete años, acuden a los cursos matinales. Es lo que llamamos el semillero, verdadero caldo de cultivo de donde van a salir los jugadores que en unos pocos años representarán a la Escuela en su primera competición regional, la Liga de Invierno. Luego vendrán el circuito Promesas, los abiertos, y un sinfín de competiciones a la medida de las aptitudes de cada jugador. Hablaremos de todo ello, pero antes veamos cómo transcurre el primer año de un pitufo. |